lunes, 21 de mayo de 2007

Aún estoy aquí


Llega con apatía, algo de indiferencia. Es poco tiempo, todo comienza con el invierno, que siempre es más difícil. Pero los días se alargan, cede la lluvia y te llenas poco a poco los bolsillos de gente y recuerdos. La vida del trotamundos es curiosa, los principios son duros pero las despedidas, odiosas. Cuando se pone una fecha, algo se va desmoronando, castillos de arena en la propia orilla.

Y llega un día, que nada espera, y todo el mundo se pone de acuerdo en regalar su tiempo y es ese instante en el que para y piensa que qué bueno que llegó a esta parte, y se pregunta si todo hubiera sido igual si no hubiera sido aquí, sino allá, o a la vuelta del otro lado. Ese día en que uno se hace bien pequeño ante lo que le rodea. Se deja conocer, poco a poco, aunque cueste. Se van compartiendo tardes, cafés, carcajadas e incluso algún que otro golpe. Trata de resumir lo que lleva pasado para que entiendan lo que ven ahora frente a ellos. Anécdotas, aventuras, silencios ... y muchos, muchos sueños.

Aún quedan algunas semanas que compartir, hay que saber aprovecharlas

Se cayeron mis alas y yo no me rendí,
así que ven aquí,
brindemos que hoy es siempre todavía,
que nunca me gustaron las despedidas

I. Serrano

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te escribo d vólido! jaja ya ves, otra en el espacio! me han forzado desde aquí, si no discriminación.. aiss, luego me leo este post, k no lo había visto y comentamos jeje muaks!
kmi

Anónimo dijo...

Las despedidas existen porque exiten las bienvenidas y las venidas sin más... En fin, nena, que a disfrutar lo que queda y que aquí se te espera con ganas... Besos, norteña! Maica.

Laura dijo...

Luego dices que yo soy la que siempre anticipa... Como tú bien dices, aún queda, el viaje no ha acabado, ahora tienes que disfrutar cada día, intentando no ver más allá del presente, que es lo que tenemos. Un beso, capoeirista!