domingo, 12 de agosto de 2007

Promesas que no valen nada



Romper el silencio. Mirarte a los ojos. Abrir esa boca, dejar que se escapen palabras... algunas y otras. Girar a la izquierda. No mirar hacia atrás. Arrepentirme de aquellas cosas que no hice y de todo lo que no vendrá. Cerrar los ojos. Escuchar al silencio. Tirarme al mar de cabeza. Bostezar haciendo ruido. Dormir boca abajo. Pensar que siempre es viernes. Creer lo que me dices. Vaciar playas de arena fina. Encontrar agujeros bajo los árboles. Cometer los mismos errores de siempre. Beber hasta no poder recordar la última. Perderme por las calles, la ciudad está llena. Entender a los amigos. Respetar lo diferente. Dejarte un hueco en la cama, por si llegas más tarde. Aprender de lo andado. Oler el viento frente a la orilla. Alcanzar un imposible. Decirte todo lo que pienso. No tener nada que perder. Ser capaz de odiar. Sonreír por los que ya no están. Soñar sin pesadillas, aunque sólo sea una noche. Imaginar otros mundos. Bailar en horizontal. No esperar nada de ti, ni de mí. Tocar un instrumento. Conseguir llegar hasta el final. Desafinar cuando apetezca. Fumarme las noches, así, poco a poco. Encontrar una estrella en el cielo de esta ciudad. Coincidir contigo o con él. Aprender a abrazar. Escurrirme cuando me tocan. Viajar a las tierras del Sur. Engañarte si se tercia y no pedirte perdón. Escuchar a los más sabios. Pedir un deseo. Contarte un secreto. Respirar profundo, sin pausa. Reír con la boca abierta. Asustarme con la luz del día. Susurrar mentiras al oído. Dejar de ser amante. Ocupar una casa vacía. Gritar al viento en la oscuridad. Saber lo que no quiero, saber qué hay que cambiar.

Seguir todo recto.
Disfrutar del camino.