martes, 10 de junio de 2008

Sendoa



29 inviernos que envejecen a sus espaldas. Los pies se vuelves más duros, se han acostumbrado al asfalto y a la soledad. La ciudad pesa y la infancia muere. Es difícil desprenderse de la inocencia, de todos esos sueños, de los planes y del mar de agua gris, eso es, de sus ojos.

M. dice que no, que no está preparada para morir ni para pensar en ello. Y Kaos sonríe.

Respiramos, y te veo, y ahora me tocas. ¿Qué más quieres?

Le duele no acordarse de él todos los días, pero cuando lo hace recuerda que fue también él, el más fuerte, quien le enseñó que es parte de este camino.

Que este juego se trata de ser feliz, así que no vamos a dejar de luchar por ello.