miércoles, 18 de abril de 2007

Te echaré tanto de menos...



"Apareció por el monte por casualidad, tímido. Hace dos días se marchó por el mismo camino, sin avisar, sin tiempo para despedidas. Conjunto de casualidades. Compañero de viajes, aventuras y demasiadas anécdotas. Sin nombre definido era Gizmo, Txores, Chico, incluso Txinflo para los sureños. Educado bajo la completa anarquía, me acompañó desde Castilla hasta mi aventura mediterránea, pero él decidió regresar al Norte, al verde, al océano y a la libertad absoluta. Era el copiloto ideal adaptándose adonde fuera el viaje, bien en la furgoneta en la que creció o en el corsa, el golf y el 'cacahuete' por último, haciéndolos su pequeño fuerte. Creció con el hocico lleno de arena, desapareciendo dentro de katxis de kalimotxo y fuerte brisa. Nunca aceptó ser perro, ni tumbarse en el suelo, ni mojarse en los charcos de lluvia y menos meterse al mar si tu no lo hacías. Nunca le gustó jugar con otros perros, ni compartir cama, ni se regaló tiempo para ser cachorro. Era adicto a las pelotas, a hacer agujeros en la arena a mi alrededor, a destrozarte los bajos de los pantalones, a dar vueltas sobre sí mismo, colacao para dos y papelillos para fumar. Y a no perderte de vista, a no dejarte sola, a temblar cuando regresas y ayunar cuando marchas. Y ahora falta algo, nada se cruza entre los pies, no se oyen las pisadas en el suelo, ni se asoma su cara por las mañanas, y hoy en la orilla sólo encontré mis huellas. Y me sobran cadenas, mantas y los recuerdos son demasiado buenos. "

Ahora Kaos repasa lo que escribió en su día. Ya han pasado casi cuatro meses y es difícil adaptarse. Regresar y que no esté. Pensar en volver y seguirá sin estar ahí, esperando su vuelta, como siempre. Cada recuerdo, cada sonido, cada una de las imágenes... imposible deshacerse de ellas. Qué difícil olvidar. Qué puto es que te sorprendan. Aún se encuentra su rastro en las mantas de invierno, en los rincones del coche, en los bolsillos de chaquetas bien guardadas. Un último paseo, unas carreras por la playa, salpicar cuando llueve bien fuerte, gruñir cuando se tiene miedo...

Tantas, tantas cosas...

3 comentarios:

Unknown dijo...

ké puto sí.. yo tb volví por navidades y chuski ya no estaba ladrando hasta quedar afónico cuando abrimos la puerta, ni encontré charquitos por cada rincón, y luna no tenía a quién reñir.. en fins, muxu asko P!!

Anónimo dijo...

Aisss... Qué te puedo decir... Palante, nena, como siempre, y sin más... Besotes

Anónimo dijo...

Jo, que melancólica, así cualquiera le echa de menos. Si se fue y no volvió de donde vino por primera vez será porque algo tendría que hacer en soledad. Ya sabes que el iba siempre a su royo,libre. Quedate con lo bueno que te ha dado y le deseo suerte en su aventura montañescas.
Espero que no se como muchas rastas!!